El detector de movimiento: mi sencilla invención para cuidar a mi abuelo

Ni el cáncer, ni los infartos, ni la diabetes, la amenaza para la salud número uno en Estados Unidos es el Alzheimer. ¿Sorprendido?

Los datos nos dejan de piedra. Cada 67 segundos un estadounidense es diagnosticado con Alzheimer siendo esto no sólo un problema para el paciente sino para las personas que le rodean.

Una de las personas que vivió en sus propias carnes una situación de este tipo fue el joven Kenneth Shinozuka, un amante de la tecnología que viendo todos los problemas, sobre todo de salud, que estaba ocasionando su abuelo enfermo a su familia en general y a su tía en particular, decidió desarrollar un detector de movimiento que le permitiese saber cuándo su abuelo se levantaba de la cama y cuándo no, pudiendo así tener un mayor control sobre él.

Dicen que para hacer algo grande, tienes que tener un porqué más allá del dinero. Este chico creo que lo demuestra de sobra. Escuchemos su historia.

Un detector de movimiento para ayudar a su abuelo

Atención al aviso de que en 2050, el número de personas que sufren esta enfermedad será tres veces mayor. Eso sin contar el continuo envejecimiento de la población que, arrastrada por el infernal ritmo de vida que llevamos, hace que la natalidad siga disminuyendo año tras año.

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Kenneth se adelanta a lo que viene y tiene claro lo que quiere: ayudar a que las personas vivan felices y saludables. El primer paso fue diseñar este sensor de presión que situado en el talón de una persona que podría detectar el aumento de presión por el peso corporal y luego mandar vía inalámbrica una alerta sonora al móvil del cuidador.

Un sistema que viendo sus primeros bocetos puede parecer sencillo (para alguien del mundillo) pero que resultó más difícil de lo que parecía. 3 retos fue los que se encontró:

  • Crear el sensor de presión
  • Diseñar el circuito
  • Crear la app para el móvil

El primer reto lo superó, tras probar diversos materiales como el caucho, imprimiendo un sensor de película con partículas de tinta sensibles a la presión y electroconductoras.

El segundo, el diseño del circuito inalámbrico portátil, empezó a complicarse cuando se dio cuenta de que este tipo de sistemas requerían baterías pesadas y voluminosas, algo que no podía ser utilizado en este tipo de sensores. Finalmente descubrió que la tecnología Bluetooth de bajo consumo, la cual requiere muy poca energía y puede alimentarse con baterías diminutas, podía ser la solución.

El último reto, la app, se solucionó de la única forma posible si no tienes a nadie que te lo haga: aprendiendo Java, XCode y lenguaje de programación para dispositivos Bluetooth de baja energía a través de vídeos de Youtube y manuales.

Un gran esfuerzo que dio lugar a dos prototipos que fueron un absoluto éxito y que, aunque siguen sufriendo mejoras, cada vez están siendo más implantados en el mercado.

Una historia la de este chico que nos deja claro que si lo que quieres es cambiar algo, sólo basta con tenerlo claro y hacer todo lo posible porque se haga realidad. Ya viste cómo este chico tuvo que estudiar, aprender cosas nuevas y seguramente, pedir ayuda más de una vez.

No hay que pensar en grandes algoritmos que al final no sabemos ni para qué los podemos usar. Hay que conocer el problema y a las personas que lo sufren. Hay que trabajar con un porqué claro y no rendirse en el intento. Hay que, en definitiva, tener en mente lo que ha hecho este chico.

¿Será un éxito su detector de movimiento? Pues sinceramente, ni idea. Lo que sí sé es que si no es este producto, Kenneth seguirá intentando ayudar con otros al igual que lo hacen otras personas como Mundano y su movimiento «Pimp my Carroça» o Zak Ebrahim y su gran mensaje contra el terrorismo.

Lo bueno, se comparte.

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