Ollie es el último juguete controlado a través de smart phones desarrollado por Sphero. Básicamente es un cilindro súper rápido y versátil con el que hacer filigranas. Una versión 2.0 de los coches tele dirigidos con los que los que ya pasamos de la veintena jugábamos de chicos. Corre, gira, salta y se estrella contra cosas mientras lo manejamos a distancia a través de nuestro teléfono.
Su coste es de 100 dólares (90 euros) y según las reviews que podemos encontrar por la red hay dos cosas bastantes claras: es extremadamente divertido y se necesitarán más de un par de horas para aprender a manejarlo.
Ollie, el coche tele dirigido 2.0
Ollie es un cilindro de policarbonato del tamaño más o menos de una lata de cerveza de 33 centilitros. Tiene dos ruedas que giran de forma independiente y se controla a través de una aplicación en tu smart phone, que tiene un modo especial o «Tricks Mode».
Una vez abrimos la aplicación, busca de forma automática a otros Ollies cercanos. Funciona a través de Bluetooth y tiene un rango de 30 metros, más que de sobra si no eres especialmente torpe y pierdes el control. La batería de Ollie se carga a través de USB y dura aproximadamente una hora.
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El control consiste en un Joystick de 360 grados que aparecerá en la pantalla de tu teléfono y que te resultará bastante familiar si les has dado caña a los videojuegos. Alcanza velocidades de hasta 22 kilómetros por hora, lo cual la verdad que no está nada mal para un bichejo cargado eléctricamente.
Ollie incluye diferentes ajustes de velocidad, aceleración y sensibilidad para el joystick que resultarán muy útiles dependiendo de en que superficie lo usemos: en espacios cerrados o abiertos, superficies duras o más suaves… Como podéis imaginar, lo más lento que lo configuremos, lo más fácil que será de manejar, aunque claro, también será menos divertido.
Una vez más, no puedo evitar comparar a Ollie con los coches tele dirigidos con los que jugaba con mis hermanos de chico. Esta vez no hace falta un mando a distancia del tamaño de varios ladrillos para manejarlo, ni grandes pilas que se gastan en 30 minutos, a parte de que parece bastante más resistente a los golpes que los que yo usaba.
Un juguete al que definitivamente le daba una oportunidad. Simple y entretenido, a veces no hace falta más para distraerse un par de horas, y por 90 euros, parece el regalo perfecto para cualquier chaval, ¿no creéis?
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Fotos vía: androidcentral / gizmodo